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Lo que pone en evidencia esta simpática postal donde el contenido sexual de la escena es atenuado por la inocencia infantil. Al mismo tiempo esto impulso infantil, primario, sin represión, muestra directamente, sin rodeo, el objeto de su deseo. En otras palabras, este inocente niño, pone al descubierto este juego del deseo, donde se opera un desplazamiento, entre el deseo primario del niño y la Coca-Cola.
Al menos el niño no se engaña. El quiere teta.

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