El discurso no es un mero fenómeno lingüístico sino que posée una dimensión material y efecto pragmático concreto sobre el mundo de la vida. El discurso funciona como una lógica que posibilita y articula procesos -ideológicos- en distintos niveles generando campos de decibilidad y visibilidad. El discurso cubre la realidad como un velo prestándole sustancia para un juego –como en el rompecabezas en el falta una ficha, la que posibilita el movimiento de todas las demás- en el que debemos completar una imagen ya desde el principio incompleta. Esta incompletitud del lenguaje es la misma condición que permite el desplazamiento que posibilita el juego de las significaciones. Todos los movimientos del lenguaje son posibles gracias a la pieza faltante, el agujero, el espacio vacío que permite que las piezas del rompecabezas, las unidades significantes se muevan intentando recrear una imagen cerrada y completa de lo que busca “representar”.
¿Qué hace de un
discurso político? El discurso político
no se genera en la emisión, esto es, la intención del hablante, sino en la
recepción. El discurso político es un efecto de la recepción. Esto significa
que lo que hace políticco al discurso es su
efecto polémico, su capacidad de construir un destinatario antagónico que
además plantea una frontera en la identidad.
El discurso político es el que permite montar este complejo andamiaje en
el que ordena a unos contra otros. No hay una condición enunciativa específica
del discurso político más allá de este efecto polémico. Esto significa que
tanto una canción, un poema, un artículo en un períodico, una afirmación en un espacio público,
Siempre y cuando genere este efecto de juntar en torno a una cuestión y excluir algo de esa identidad (marcando así el límite de la misma) es un discurso político.
El discurso se relaciona con dos categorías claves para la política: las identidades y los sujetos. Tanto los sujetos como las identidades son posibles por medio del discurso. Podríamos decir que un discurso es político cuando permite constituir identidades que se pueden presentar como Sujeto en una situación de enunciación dada. Por esto el discurso es relevante para la política. Posibilita –por medio de la enunciación(*)- los desplazamientos subjetivos que permiten las identificaciones colectivas que se generan en los procesos de masas.
El discurso es importante para la política porque permite constituir sujetos. ¿Que es un Sujeto? El Sujeto es un posición en un enunciado (Sujeto/Predicado). El discurso (la enunciación) hace posible que se pueda hablar en nombre de alguien: El Sujeto. El sujeto, como construcción del discurso, al mismo tiempo genera un efecto de cierre intentándo imponer un sentido de complitud.
El Sujeto es un punto de cierre o sutura de un discurso que intenta totalizar un juego
del lenguaje. El discurso es lo que posibilita estos movimientos hegemónicos,
de cierre de sentido, de totalización de la significación (ej. La ciencia
política es esto! El FMI imponiendo medidas a otros países. Las democracias son
determinadas instituciones que poseen los países del norte) .
El discurso, como campo para estas articulaciones, es un ámbito de estrategia, lucha y resistencia para la política. Los alcances materiales del discurso van muchos más allá de la capacidad de constituir identidades y sujetos. El discurso se puede materializar en múltiples manifestaciones y posee distintos soportes, como las instituciones, los medios de comunicación, incluso la arquitectura.
El discurso, como principal transmisor de ideología, brinda una estructura que sustenta los mecanismo que constituye una realidad que se intenta presentar como cerrada. En este esquema la ideología es la (dis)”torsión” que se ejerce a través del discurso para establecer un orden en el que se privilegia a un Sujeto particular. Un ejemplo, para el liberalismo el sujeto es la burguesía; para el comunismo el sujeto es el proletariado; para el populismo el sujeto es el pueblo.
Sobre la Vida de Brian: (Life Of Brian, 1979) Film del grupo de comedia inglés Monty Python.
La
teoría del discurso de Brian propone que el discurso político funciona como La película
en la que Brian es confundido con Cristo. Brian es completamente
consciente que él no es ni el mesias ni el hijo de dios sino un judío común y corriente de
la palestina del ano 0.
Sin embargo y a pesar de lo que afirma Briaan todos están convencidos que Brian es el mesias.
Esta película ilustra el principio del discurso político fundando en la recepción. Esto es, el discurso político no se construye desde la emisión sino desde la recepción.
Esto es como decir que en ciertos sentidos el discurso político es contingente, como en el caso de Brian, que una eventualidad llevó a que todos creyeran que el era el mesias. En muchos sentidos esto funciona en la realidad, cuando por ejemplo un artista compone una canción (o en este caso mismo) filman una película que causan distintos tipos de reacciones de rechazo, censura, etc.
En este caso podríamos decir que el discurso político, es como la identidad, un efecto residual, una consecuencia inesperada de un acto contingente.
La contingencia es una condición del discurso político en muchos sentidos, especialmente en que no existen significados sobredeterminados, esto es, escenciales o puros. El mesias
podía ser cualquiera y no habría nada bendito o sagrado en ello. Un ejemplo de esto es
el enfrentamiento entre el Frente para la Liberación de Palestina y el Frente
Palestino para la Liberación. La
diferencia es meramente formal entre estos dos frentes idénticos sin embargo se enfrentan a muerte.
La teoría del discurso intenta dar cuenta de porque no se necesita ser el mesias para ser el cristo y como no se necesita ser montonero para ser el reivindicar las causas de los 70.
El discurso permite establecer un tendido de sentido precario en una situación inestable y caótica. Es el discurso el que impone un sentido de estabilidad en una situación que se presenta continuamente como un constante devenir contingente.
Esta película también muestra la frágil relación de la hegemonía, esto es la imposibilidad de cerrar un discurso. Ni los romanos, ni los sacerdotes, ni los seguidores del mesias consiguen imponer su discurso, su realidad, como totalidad cerrada.
La hegemonía es este inestable orden incapaz de imponerse como completo pero que disputa la significación del sistema.
Una discusión de
fondo en torno a los enfoques puramente “retoricistas” en contra a una ontología del acontecimiento que demanda una fidelidad en la cuenta de lo sucedido.
Esto es básicamente la tensión entre plantear que la existencia de de cristo es un mero simulacro en contra que realmente hubo un acontecimiento que frente a lo incontenible de lo real fue significado por medio del discurso de la manera que todos conocemos
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