La pandemia como guerra
Una colega, que respeto mucho, y además es más competente que yo, cuestionó los relatos de la pandemia que se referían a ella como una guerra. Es cierto que los discursos bélicos a los que se refería planteaban enfrentamientos que no contribuían a la situación de emergencia que transitábamos. También es cierto que la retórica de la guerra era una característica del discurso fascista de Mussolini. Este hablaba de la guerra de la producción, la guerra contra la pobreza, y así se refería a todas las cuestiones y problemas de Italia, como algo que se debía atacar y destruir como en la guerra.
No podemos reducir la guerra a un solo aspecto específico como el enfrentamiento militar. Incluso, en la guerra moderna, esto se encuentra supeditado a cuestiones como la producción industrial, la movilización y organización de la sociedad.
La guerra, más allá del campo de batalla, implica una organización marcial de la sociedad, donde incluso las democracias se ven obligadas a imponer el toque de queda y hasta la censura a la prensa. Durante la segunda guerra mundial en las ciudades costeras de los Estados Unidos se impuso apagones nocturnos para evitar ataques muy poco probables. En 1943, cuando un escuadrón derribó el avión en el que viajaba el almirante Yamamoto, un periódico reveló que había sido posible gracias al descifrado de los códigos del enemigo. Los espías japoneses no tenían acceso al Cleveland Herald y ese dato se mantuvo en secreto hasta el final de la guerra.
Es cierto que una pandemia no es una guerra. No hay enemigo a quien enfrentarse. Sin embargo los dos casos plantean una situación de estado de excepción que requiere restringir los derechos y garantías individuales para preservar la nación en su conjunto. Esto pone a la población por sobre el individúo.
Pero no era necesario caer tan bajo para hacer una analogía. Personalmente se me hizo inevitable hacer comparaciones con las muertes por la pandemia y la guerra.
Si en su momento las muertes de Malvinas llegaron a conmovernos me cuesta entender como las muertes por covid no pueden llegar a afectarnos. En muchos casos estas muertes provocaron mucho enojo con el gobierno, que parecía el enemigo que causaba estas bajas.
La guerra tiene un efecto aglutinador. Genera patriotismo y unidad. Aporta una amenaza externa que borra las diferencias entre facciones. Especialmente en el bando ganador. Pero también genera división y enfrentamientos internos frente a la derrota.
Dos casos notables de esto son los de la comuna de Paris que se estableció tras la derrota de la guerra franco-prusiana de 1870, y el de la revolución bolchevique en 1917. Resulta interesante pensar estos acontecimientos políticos a la luz de las consecuencias de la guerra. La guerra de Malvinas también es un buen ejemplo de como la derrota militar provoca un cambio de régimen.
Por otro lado a veces las victorias generan alianzas inesperadas. En la década del 30 los altos mandos militares de los Estados Unidos consideraban inevitable una guerra contra Inglaterra. Sin embargo las "relaciones especiales" entre estas dos naciones han forjado una gran alianza.
Es más fácil observar las transformaciones políticas y sociales producidos por las guerras, ya que son más frecuentes que las pandemias. En este caso se habla de la "nueva normalidad" refiriéndose a los cambios en nuestras formas de vidas.
Pero antes de anticipar una conclusión sobre la relación entre guerra y pandemia tal vez sería necesario reconocer algunas diferencias claras entre las mismas. En primer lugar, las pandemias, a diferencias de las guerras, son inevitables. Esto es discutible para las enfermedades para las cuales ya existen vacunas. Incluso es discutible como la expansión de la actividad humana nos expone a un mayor riesgo de exposición a nuevos virus.
Es cierto que las pandemias no establecen un enfrentamiento bélico entre naciones. Por el contrario, durante la pandemia de covid se pudo observar un nivel de cooperación internacional. Esto nos lleva a otro tema, el de la geopolítica de las vacunas, que amerita otra discusión.
La pandemia no nos vuelve combatientes ni enfrenta a enemigos. Pero puede decirnos algo sobre la experiencia de las poblaciones civiles durante las guerras.
La pandemia no es la guerra. Pero en las dos la gente muere, la población sufre, y se producen importantes cambios sociales.
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