Discurso Político en la Democracia Argentina Reciente: La “Deuda” en los Discursos de Asunción

Discurso Político en la Democracia Argentina Reciente (1999-2003)

La “Deuda” en los Discursos de Asunción de los Presidentes, De la Rúa, Rodriguez Saa, Duhalde y Kirchner.

Tomando como punto de partida el análisis del discurso, enmarcado dentro de los limites propuestos por Mainguenau (1999), el desafío se presenta en establecer ese “discurso” singular –político y de la democracia argentina reciente- que se insinúa en el título, a partir de una variedad de unidades, textos –corpus- que nos permitan acceder de los múltiples discursos, al discurso singular. La pregunta central aquí presentada interroga sobre si, ¿es posible establecer algo así como el discurso político? En caso de ser posible, ¿existe alguna especificidad de este tipo de discurso que lo diferencie de otro tipo, como el religioso, el científico, o el filosófico? En caso de poder establecer esta especificidad ¿cómo acceder a este discurso, como establecer sus límites y demarcar su alcance? Por último y en clave operacional ¿cómo acceder meteorológicamente al estudio de este discurso?

Todas estas preguntas, articuladas en torno al estado actual de las discusiones sobre el análisis del discurso, según es presentado en los citados trabajos, se intentan responder, en la medida que este acotado trabajo.

(i)En primer lugar se presenta los desarrollos en torno al discurso político por parte de la escuela anglosajona, según la distinción propuesta por Mainguenau, que la distingue de la escuela o corriente francesa. (ii)De manera, que a continuación y de manera más extensa, se presenta los desarrollos en torno al mismo tema desde la escuela francesa.

Lo que queda por hacer en esta introducción es encontrar esa conexión entre los discursos y el discurso en singular. En este caso, la tarea es doble. Requiere una descripción del discurso y un análisis de los discursos. Caracterizar el todo a partir de las partes. En este caso podríamos adelantar como conclusión que un aspecto presente en los cuatro casos, discursos ó corpus discursivos; es, la deuda, presente en todos los casos, como una repetición que encuentra múltiples identidades. El discurso político –en singular- de la democracia argentina reciente- está marcado por la deuda. La deuda ha pasado, de presidente a presidente, de discurso a discurso, adoptando un forma singular en cada uno de los casos. En estos discursos, nos encontramos con la misma deuda, y al mismo tiempo con una nueva deuda. Los discursos pronunciados ante asamblea legislativa, el 10 de diciembre de 1999, el 23 de diciembre

de 2001, el primero de enero de 2002, y el 25 de mayo de 2003; por los presidentes, Fernando de La Rúa, Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, proveerán las unidades, los corpus, los textos y los discursos, a partir de los que caracterizaremos el discurso político en singular. Se podría objetar en torno a la pretensión de que estos discursos puedan constituir el supuesto discurso en singular. Aquí intervendría la pregunta respecto a la especificidad del discurso político. ¿Entonces que es el discurso político? ¿Por qué no elegir cualquier otra serie de textos o discursos? El término discurso incluso resulta muchas veces ambiguo en sí mismo[1]. Cada enfoque metodológico tiene su propia teoría y sus distintas unidades. En este sentido, la utilización de esas alternativas “texto”, “discurso”, “corpus”, no son azarosas. Estos tres términos pueden adoptar distintos significados y formas de articularse e inscribirse en los discursos propios de cada una de las distintas corrientes. A pesar de poder inclinar mi preferencia hacia alguna de las corrientes en particular, no puedo ignorar la corriente que es de menor preferencia. Esto es lo que produce la irrupción incómoda del abanico de unidades y categorías, extendido como en un mazo de cartas, donde sus géneros o sus números, no presentan ninguna conexión[2]. Pero es cierto que también estas categorías existen tanto como sus marcos conceptuales.

Dentro de este marco de incertidumbre, donde discurso, hace múltiples referencias a distintos significados en diferentes cuerpos teóricos; donde no sabemos con seguridad si existe algo específico que nos permita aplicar el adjetivo político al discurso; y si a partir de las unidades seleccionadas es posible establecer algún tipo de conexión con los elementos ya mencionados; deberemos establecer algún tipo de distinciones.

La primer distinción sería el establecimiento de la unidad. Mainguenau distingue dos tipos de unidades: Tópicos y no tópicos. Los tópicos, al mismo tiempo presentan dos dimensiones, los dominios y los transversales. En el caso de los dominios se hace referencia al tipo/género, campo/posicionamiento, aparato/red. Los tópicos transversales, atraviesan de esta manera la formación discursiva que hace a la unidad del discurso, adoptando las formas polémica, didáctica, etc; discurso/relato[3]. Por su lado las unidades no tópicas se constituyen lingüísticamente mientras que las tópicas son “empíricamente dadas[4]. Según esta propuesta, los tópicos permiten el establecimientos de géneros, que mediante una economía cognitiva, aseguran la comunicación ajustando las expectativas, logrando que la significación no exija mayor esfuerzo.

En este caso cabe preguntarnos si estas unidades se ajustan -y de que manera en caso que lo hagan- a la propuesta conceptual y cuerpo empírico aquí presentado. El género, en este caso ¿es la especificidad de este discurso, el discurso político? En otras palabras, ¿el discurso político es un género? En caso de que la respuesta fuera afirmativa, nos encontraríamos con una unidad que encuentra un tópico en dos niveles distintos, en primer lugar en tanto se estructura como género y en segundo, como tópico, referencia obligada o campo semántico[5] que resulta ser la deuda. En este sentido, la unidad puede ser al mismo tiempo el género y el tópico. Respecto al tópico el diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje plantea:

La descripción de las unidades de análisis temático aún no está muy elaborada. El término de motivo se toma del estudio del folklore, donde tiene, sin embargo, un sentido diferente (cf. Infra); aquí designará la unidad temática mínima. Casi siempre el motivo coincide con una palabra presente en el texto; pero a veces puede corresponder a una parte (del sentido) de la palabra, es decir, a un sema, y otras veces a un sintagma o a una frase donde no figura la palabra mediante la cual designamos el motivo (Ducrot, Todorov, 2003 [1972] p:257)

El motivo, la palabra que corresponde al sema, en este caso está encarnado en la deuda. En este sentido consideramos la deuda como tópico. De la misma manera que consideramos el tópico como unidad, cabría la pregunta respecto si la unidad sería entonces la deuda y los textos las variables. Esta pregunta tampoco logra concentrar las implicancias en torno a la cuestión. Dado que la unidad en torno a la deuda no descalifica aquí la unidad en torno al género. Por un lado convergen los tópicos entendido como género y desde el aspecto semántico de motivo como es presentado por Ducrot y Todorov.

En favor de los géneros como unidad y de la propuesta de Manguenau, encontramos que:

Les genres, dans la mesure où ils déterminent au palier textuel les modes de corrélation entre les plans du signifié et du signifiant, sont les facteurs déterminants de la sémiosis textuelle. Ils contraignent non seulement le mode mimétique du texte, mais aussi ses modes de production et d'interprétation. Ils témoignent par ailleurs du caractère instituant des pratiques sociales dans lesquelles ils prennent place. (Rastier, 2001)

El género tiene que ver –en tanto unidad- con la práctica social. Esto nos permitiría hacer referencia al aspecto sociolingüístico de la cuestión. En relación a esto (Hymes, 1964, 1974) propone que el modo de organizar el lenguaje es parte de la organización de la conducta comunicativa de la comunidad. Para ello propone un abordaje multidisciplinario, para estudiar las bases del mismo lenguaje. Su esquema o framework plantea cuatro elementos. Los componentes del elementos comunicativo, las relaciones entre componentes, capacidad y estado de los componentes, y la actividad del todo constituido. Sin intención de dispersar más esta exposición, me gustaría mencionar que la relevancia de la mención a Hymes tiene que ver con lo que nos muestra Rastier en la cita y lo que insinúa Mainguenau respecto a los géneros. Esta organización de los textos tiene un efecto sobre la organización del funcionamiento –o para ser menos funcionalista: el orden- social. Este aspecto es también relevante porque sirve también para interrogarnos si es aquí, donde encontraremos la especificidad del discurso político. Si la organización de los géneros nos permite deducir las formas de organización de lo social, el discurso político –genero entendido en tanto forma de presentar como repetición de lo diverso para darle continuidad- y su organización interna tendrá algo que decirnos sobre los efectos en torno a la organización de los social. Aquí lo novedoso aportado por Hymes son los elementos extradiscursivo, que son constituyentes del mismo discurso, pero están considerados más allá de la situación textual, sino de la situación comunicativa y de sus participantes. La clave que aquí se nos presenta respecto a la especificidad del discurso político tal vez tenga que ver con las condiciones en las que es producido y los efectos que pueda tener en términos de la asignación de significados que pueda generar.

Para cerrar esta introducción me gustaría confesar que optar por el tópico de la deuda, más que responder a una cuestión teórica, responde –dentro de este marco- a una cuestión de economía. Estudiar los textos en su totalidad –aunque en el presente trabajo son considerados en toda su extensión- y presentar el resultado demandaría mayores extensiones de tiempo, espacio y todo lo que conlleve esto. En aras de la ciencia, que tanto se preocupa por acotar, este trabajo acota –sin desconocer el todo- los discursos aquí presentados en relación al tópico de la deuda.

i- La corriente anglosajona: Van Dijk y Halliday.

Podemos continuar la misma polémica presentada en la introducción de este trabajo. ¿Existe una especificidad del discurso político? Si tomamos como referencia “La ciencia del texto”(1980) y el “Handbook of Discourse Analysis”(1985) de Teun van Dijk, encontramos esta cuestión tratada de la siguiente manera.

Mutatis mutandis esto puede ser válido para las ciencias políticas. Los discursos de los políticos, los debates parlamentarios, los informes políticos de las agencias de prensa y los comentarios, tratados internacionales y conferencias, la propaganda y los programas de los partidos configuran la manifestación “textual” del sistema político.” (Van Dijk, 1980, p:24.)

En el cuarto volumen del handbook encontramos dos artículos de R. Fowler y G. Seidel, esté último responsable del artículo “Political Discourse Analysis”, donde reseña parte del trabajo de T. Trew. Trew analiza la sintaxis y su relación con la forma en las que los discursos políticos y sociales sirven para legitimar o desafía un orden social. Para ello Trew adaptó el modelo de M.A.K. Halliday que se propone explícitamente la relación entre elecciones lingüísticas y constricciones semioticas de la situación de habla (speech situation).

Cuadro 1: Trew – Racismo en titulares de períodicos.

Agent

Process

Affected

Circunstance

Times

Headline

Police

Shoot dead

rioting blacks

(as) ANC leaders Meet

Report

Shoot dead

eleven Africans

(when) Rhodesian police opened fire on a rioting crowd

Guardian

Headline

Police

Shoot dead

11

(in) Salisbury riots

Report

Riot

Shoot and

11 Africans

Police

Kill

demonstrators

Fuente: Trew. 1979ª, p. 100 en Van Dijk (1985).

Independientemente del esquema, ¿podemos considerar los titulares de los diarios discurso político? La metodología aquí no implica una barrera para el abordaje al discurso político, pero tampoco nos revela nada respecto de su especificidad.

De La Rúa – 10/12/1999

Actor

Proc: Mat

Circunstancia

Actor

Proceso: Mat.

Actor

El endeudamiento de las provincias

Creció

ante la indiferencia del

poder central

Que se

Desentendió

de ellas.

Rodiguez Saa – 22/12/2001

Circunstancia

Proc: Verb.

Actor

Proc: Mat

Objetivo

En primer lugar

Anuncio

Que el Estado argentino

Suspenderá

el pago de la deuda externa.

Duhalde – 1/01/2002

Circ

Proceso: Relacional

Identificador

No

Tenemos

crédito externo ni crédito interno.

Kirchner – 25/5/2003

Proceso: Mental

Phenomeno

Proceso: Existenc

Existente

Sabemos

que nuestra deuda

Es

un problema central.

La gran ventaja que presentaría la gramática funcional es que admite la cláusula como unidad de análisis. De manera, que sustrayendo cláusulas en las que se hiciera referencia a la deuda –como en los caso aquí presentados- y sintetizar el resultado del análisis de forma esquemática como en los cuadros 2 y 3.

Cuadro2 –Posición Adoptada por nominalización de la deuda en cada discurso.

De la Rúa

Rodriguez Saa

Duhalde

Kirchner

Actor

50% (3)

11% (1)

60% (2)

17%(1)

Objeto

33% (2)

67% (6)

40% (3)

49% (3)

Circunstancia

0% (0)

22% (2)

0% (0)

17%(1)

Otro

17% (1)

0% (0)

0% (0)

17%(1)

100% (6)

100% (9)

100% (5)

100% (6)

Fuente: Elaboración propia.

El análisis que aquí presentamos, responde a solo uno de los tres niveles que propone la gramática funcional, el de la transitividad, que considera la cláusula como representación, o en su función experiencial. En buena medida el Análisis Crítico del Discurso –corriente de la gramática funcional- desarrolla sus análisis en estos aspectos.

Cuadro 3. Distribución de los Tipos de Procesos por Discurso.

Proc./Presidente

De la Rúa

Rodriguez Saa

Duhalde

Kirchner

Material

65%

33%

66,5%

75%

Existencial

13%

9%

0%

7,5%

Verbal

9%

24%

0%

0%

Relacional

9%

14%

33,5%

10%

Mental

4%

19%

0%

7,5%

Totales

100%

100%

100%

100%

Fuente: Elaboración propia

No es mi intención transitar con más profundidad este tema. Como reflexión final me gustaría decir a favor de esta corriente –específicamente respecto a la cuestión del discurso político- que la categoría de registro, como es presentada originalmente en “Languaje as social semiotic[6] y con todas sus posteriores modificaciones. Es de mi opinión que el registro es lo que puede diferenciar y dar especificidad al discurso político. De allí que las referencias que hicimos anteriormente a Hymes –también Guperz (1982)-, y a la sociolingüística en general aparezcan en estos artículos, en especial S. Eggins y J. Martin (Van Dijk, 2001). La gramática ha logrado articular en su esquema funcionalista elementos extralingüísticos, que hacen posible la distinción que ya hemos mencionado.

De todas formas el punto ciego de esta corriente es evidente. Muchas veces la sistematización, conducida por el ansia de buscar regularidades, termina por dilapidar las diferencias de lo singular.

ii- La corriente francesa.

El mencionado artículo de Mainguenau respecto a los límites del análisis del discurso nos exige explorar la corriente de análisis del discurso de la escuela francesa. Los tres precursores que propone Mainguenau; Foucault, Althuser y Pecheaux[7], presentan grandes teorías marco sobre el discurso. El análisis del discurso, desde una perspectiva operacional; se apega más a los procedimientos metodológicos de la teoría de la enunciación, la pragmática y la teoría de la argumentación. Se podría llegar a considerar que de la línea inaugurada por Michel Focault, la descustrucción, según la propone J. Derrida y algunas de sus variantes[8], podría ser la continuación de esa corriente. Pero es mejor reconocer la singularidad de Foucault y aceptar que las grandes arqueologías han quedado acotado a sus obras. Althusser nos brinda la noción de aparato ideológico del Estado. En este sentido podemos considerar estos discursos como dispositivos de ciertos aparatos ideológicos del Estado, que necesariamente necesitan encarnar en algún tipo de práctica ritual –como es el caso de estos cuatro discursos- que materialice el contenido ideológico del discurso. En este caso particular, el aspecto ideológico estaría representado en las distintas posturas adoptadas en torno a la deuda en los cuatro discursos. Esto implicaría resaltar las consecuencias concretas que implica lo que se manifiesta en el discurso, respecto a cuestiones como la que aquí presentamos, a la ora de materializarse. Esto se ve claramente en los cuatro casos, el de De la Rúa, quién responsabiliza –de la deuda- al anterior gobierno, las provincias, el Congreso, y la burocracia pública. Esta manifestación ideológica que se presenta a través del lenguaje, articula prácticas sociales que hacen posible modificar las condiciones reales de existencia. En el caso de Rodriguez Saa las consecuencias del discurso tienen otro tipo de repercusión, ya que drásticamente, decidió, “suspender el pago de la deuda externa”. Duhalde, al aceptar la situación, que por necesidad lo impuso en ese lugar y en esas condiciones; para que Kirchner, proponga renegociar la deuda, para que el pago de la deuda no se convierta en un obstáculo para el desarrollo social.

Retomando a Foucault, podríamos rastrear las referencias, en el archivo, con otros textos, otras voces, y como una y otra veces son los otros, los mismos, los que repitan aquellas palabras. Ese trabajo requeriría una verdadera arqueología, haciéndola imposible dentro de la extensión de este trabajo.

Antes de pasar ya al último punto de esta sección, me gustaría mencionar dos cuestiones o problemáticas que el mismo Mainguenau se propone respecto al análisis del discurso, el problema del Ethos (Maingueneau, 2002) y la relación con los textos constitutivos. Respecto al ethos lo entendemos como:

“...ne s’agit pas d’une representation statique et bien delimitée, mais plutót d’une forme dynamique, construite par le destinataire á travers le mouvement méme de la parole du locuteur.(...), il implique una experience sensible du discours, il mobilise láffectivité du destinataire” (Maingueneau 2002 p:).

El problema es encontrar algún patrón empírico que nos muestre estas diferentes manera de apelar a ciertos circuitos de decodificación de estos discursos (Raiter, 2002), a través de la apelación a formas tradicionales, o presentando al sujeto hablante como un ser con aptitudes –como diría M.Weber- de líder carismático. A favor de resolver estas cuestiones surgen varias formas posibles de acceder al análisis de los textos para encontrar marcas o evidencias de esto. En primer lugar se puede ver de que manera se apela a la primera persona en los cuatro discursos y comprar las diferencias. Por otro lado se puede tratar de encontrar algún elemento retórico o argumentativo, que pueda dar cuenta de esa imagen que intenta construir el locutor en torno a sí mismo. Para este caso me parece pertinente aplicar elementos de la teoría de la argumentación, como puede ser la utilización de la negación. Esto es, sistematizar el análisis en torno al uso de la negación –respecto el tópico de la deuda- en los cuatro discursos.

Respecto a la cuestión de los textos constituyentes, un estudio que involucre cuestiones como las aquí propuestas, podría estudiar como se constituyeron estas prácticas discursivas a partir de dos caminos. El primer, concentrado en el estudio de los textos que constituyen y regulan estas prácticas discursivas. En este caso particular, estudiar que referencias se hacen a este arquetexto que en definitiva es la Constitución de la Nación Argentina. En ese sentido y a grandes rasgos podemos decir que el discurso de De la Rúa predomina la estrategia de “depositar el peso” en la “gente”, que tal vez quisiera haber intentado identificar con una voluntad general -a lo Rousseau- que le da legitimidad a toda la institucionalidad de su discurso. En el caso de Rodriguez Saa también hay referencias a este texto regulador que es la Constitución Nacional, pero hay que reconocer que este discurso presenta muchas curiosas particularidades. Se lo podría considerar al borde del género si tenemos en cuentas las formas, pero a pesar de sus grandes omisiones y permisos respecto a lo es decible en esa situación de enunciación, presenta referencias a este texto[9]. Duhalde, presenta una particularidad interesante. Hace un referencia, que podría ser apreciada como relevante para este asunto. Apenas comienza su discurso, aclara que acepta asumir su mandato, solo para cumplir con el mandato incompleto del presidente De la Rúa y se comprometía a no presentarse como candidato en las elecciones por que consideraba que esto era “incompatible” con sus tareas. Por último, Kirchner hace una referencia muy específica al artículo 93[10], que es una clara muestra de legitimación de su discurso y también de su mandato. Esto al mismo tiempo nos puede servir para revelar más cuestiones sobre el ethos, cosas como que garante presenta cada locutor en su discurso. En ese sentido, y como de alguna manera ya hemos dicho aquí, De la Rúa encuentra su garante en la confianza que depositó la gente en él; en el caso de Rodriguez Saa vemos que el garante es λ, el sujeto empírico, que se constipa dentro del discurso, tratando de que este irradie la excepcionalidad de su persona. Esto también se podría decir lo mismo apelando que el garante de Rodriguez Saa es su osadía. Por el contrario el garante Duhalde es la prudencia. Duhalde, deposita el garante en “la palabra empeñada” que representa la promesa de renunciar al final del mandato que correspondería a De la Rúa y no presentarse como candidato. Un acto de entrega, un “acto de grandeza”. En el caso de Kirchner es la Constitución Nacional y su artículo 93. Otro aspecto –complementario a esto- podría ser la parte ritual y ceremoniosa de la apertura, donde se hace los respectivos saludos y reconocimientos que exige el protocolo. Esta situación es un buen momento para implementar los elementos de la sociolingüística, dado que los presentes tienen la posibilidad de inscribirse como una marca en el texto. Esto significa que las normas que regulan esta práctica discursiva requiere que salude a los presentes en orden de jerarquía y siguiendo un procedimiento muy específico. De la Rúa y Kirchner son quienes se extendieron con mayor amplitud en este segmento del texto, en contraste con Duhalde y Rodriguez Saa –el más sucinto de los cuatro. Un aspecto peculiar es que en las cuatro sesiones de Asamblea legislativa en la que se desarrollaron los actos de asunción al cargo de presidentes y la pronunciación de estos discursos, estaba presente el ex-presidente Raúl Alfonsín, quien es nombrado y saludado en calidad de ex-presidente en el discurso -de su correligionario de la UCR (Unión Cívica Radical)- Fernando de La Rúa; pero es ignorado en los restantes tres discursos, provenientes de militantes del PJ (Partido Justicialista).

El otro enfoque respecto al estudio de los textos constitutivos podría relacionarse con la cuestión anteriormente mencionada del archivo y la intertextualidad. En este sentido se estaría buscando el origen de cierta retórica en el discurso.

Para finalizar este punto y antes de la conclusión final propongo un análisis sistematizado de estos cuatro discursos a partir de lo que Mainguenau distingue como la corriente francesa de análisis del discurso. Para ello hago referencia a los trabajo y las categorías conceptuales de dos artículos que presentan un esquema de aproximación al discurso político desde la teoría de la enunciación; y que además tiene presente el elemento de la especificidad del discurso político. Los artículos son los de E. Verón (1984) y M.M. García Negroni (1988) sobre el discurso político. En estos dos artículos se presenta principalmente la especificidad del discurso político en su decodificación. Esto es, el discurso político puede desplegar un campo múltiple de destinación[11]. En este sentido, serían tres los destinatarios que propone Verón para el discurso político. Un destinatario positivo, prodestinatario; un destinatario indeciso y que hay que convencer, paradestinatario; y un adversario, el contradestinatario. Una de las maneras en las que se puede indicar en que posición debe ubicar cada destinatario, está relacionado con la forma en que es presentado frente a los metacolectivos de identificación.; como pueden ser el pueblo, trabajadores, la nación y cualquier otro tipo de nominalización. En el caso del trabajo de García Negroni, ella presenta un trabajo a partir de este esquema, pero con un análisis lingüístico mucho más riguroso. La conclusión de su trabajo es que siempre que se dirige una amenaza a un contradestinatario, la posición de sujeto se encuentra en tercera persona, o presenta un sujeto arbitrario, demostrando que este maquinismo permite distanciar al sujeto hablante de situaciones polémicas. Sorprendentemente esto se cumple en el análisis en torno al tópico de la deuda. En este caso estamos haciendo converger tres unidades tópicas. La primera en tanto género que permite establecer la producción de textos rutinarios, estandarizados, destinados a repetirse, respetando ese código que hace entendible aquel texto en tanto texto de un género definido. Por otro lado tenemos la cuestión de tópico en tanto “temática” o “motivo”, ó en fin, lo que es, el tópico, el campo semántico en el que se sumerge la deuda. Por último aparece el tópico en términos transversales. En la medida que queramos descifrar quien se sitúa en cada una de estas posibles situaciones de destinatario –prodestinatario (positivo), paradestinatario (indeciso), y contradestinatario (adversario); debemos determinar si la fuerza ilocucionaria esconde una amenaza, y por lo tanto si se está generando polémica.

Por último incorporamos en este análisis sistemático el rastreo de la negación en estos discurso y utilizar esto como evidencia que nos permita dar cuenta de manera empírica del ethos.

La deuda en el discurso de asunción del Presidente De la Rúa

“El déficit presiona sobre la tasa de interés, afecta las obligaciones básicas del Estado y perjudica al conjunto de la economía. Hay que parar el déficit para disminuir el riesgo país y el costo argentino. Cuando hay que cubrir un bache del orden de los 10 mil millones de pesos no se puede decir alegremente que hay cuentas ordenadas. La situación es peor que la anunciada; más grave que la informada por el gobierno saliente, que habla de un orden financiero que en rigor no existe.”

En este caso, el gobierno saliente se presenta de manera polémica respecto de la deuda. En este sentido –considerando el contenido ilocucionario del enunciado- el gobierno saliente se presenta como contradestinatario. De manera muy general, podemos decir que el aspecto del Ethos que podemos alcanzar desde la negación

Tenemos que bajar el gasto. Las provincias lo comprendieron en el Acta de Compromiso Federal y ayer lo ha ratificado el Senado. La Nación lo va a hacer, pero sabemos que esto no alcanza. Para sanear las cuentas se precisa un esfuerzo adicional, que lo hemos pensado para que no afecte a los que menos tienen sino que se pide a los que pueden más y que será transitorio hasta que la recuperación de la economía y el éxito de la implacable lucha contra la evasión y la corrupción den sus frutos y mejoren los resultados.”

“La paradoja es que los responsables del déficit, en vez de sanearlo, cuestionan el llamado a un esfuerzo compartido.”

“Debo ser sincero ante esta Honorable Asamblea. Este presidente, que recién hoy asume, no quiere más impuestos. Pero hay que bajar el déficit.”

“Tenemos que terminar con el círculo vicioso del déficit anual reiterado como sistema, porque cada vez compromete más el futuro y perjudica a los más humildes.

Este Congreso lo entendió cuando sancionó la Ley de Responsabilidad Fiscal. Ahora hay que cumplirla. También las provincias, que aún no lo hicieron, deben dictar leyes similares para ordenar sus cuentas y evitar la ficción del déficit que se financia con más endeudamiento, suprimiendo la atención de necesidades básicas de los pueblos y de las provincias.”

“Quiero un Estado que, en vez de pesar sobre la gente como una rémora por su ineficiencia y su déficit, acompañe y apoye a quien quiera trabajar y producir; que en vez de ponerle obstáculos lo promueva, que aliente las exportaciones, el desarrollo tecnológico y la información.”

La deuda en el discurso de asunción del Presidente Rodríguez Saa




“No siento que sea justo definir a la llamada deuda externa argentina como el endeudamiento contraído por el Estado argentino frente a acreedores extranjeros que merezcan definir nuestra posición con la frase "Debemos honrar los compromisos asumidos”.”




“Siento que las cosas no son así.

No podemos obviar, con toda crudeza, que algunos dicen: "La llamada deuda externa -al menos, parcialmente- es el más grande negociado económico que haya vivido la historia argentina”.”

“Este concepto se agrava porque su tratamiento siempre se ha realizado en escenarios reducidos, en oficinas a puertas cerradas, con decisores desconocidos, a espaldas del interés general y lo que es más grave se ha priorizado el pago de la llamada deuda externa frente a la deuda que este país tiene con sus propios compatriotas.

Quiero ser muy claro: la deuda externa argentina se ha venido pagando sin cumplirse con el requisito constitucional que dice que es atributo del Congreso "...arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación...”.”

“Vamos a tomar el toro por las astas... Vamos a hablar de la deuda externa.

En primer lugar, anuncio que el Estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa.”




“Esto no significa el repudio de la deuda externa.

No significa una actitud fundamentalista.

Muy por el contrario, se trata del primer acto de gobierno, que tiene carácter racional para darle al tema de la deuda externa el tratamiento correcto.”




“La transparencia se hace, no se declama.

Señores, los libros estarán abiertos para ustedes.”

La deuda en el discurso de asunción del Presidente Duhalde

“Hemos tenido que suspender el pago de los intereses de nuestra deuda pública porque no estamos en condiciones de hacerlo en estas circunstancias críticas que han generado una fuerte eclosión social; y la única manera de hacer frente a nuestros compromisos internos y externos es mediante el crecimiento de nuestra economía que derive en un auténtico desarrollo humano.”















“No tenemos crédito externo ni crédito interno. Están metidos en el famoso "corralito" 65 mil millones, entre pesos y dólares, que los bancos han prestado a empresas, familias o al sector público”










La deuda flotante del sector público.(...) Eso significa, ni más ni menos, que 15 millones de hermanos nuestros viven debajo de la línea de pobreza.”

La deuda en el discurso de asunción del Presidente Kirchner




“El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos.”










“No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No se puede volver a pagar la deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social. La inviabilidad de ese viejo modelo puede ser a advertida hasta por los propios acreedores, que tienen que entender que sólo podrán cobrar si a la Argentina le va bien.”










“Sabemos que nuestra deuda es un problema central. No se trata de no cumplir, de no pagar. No somos el proyecto del default. Pero tampoco podemos pagar a costa de que cada vez más argentinos vean postergado su acceso a la vivienda digna, a un trabajo seguro, a la educación de sus hijos, o a la salud.”


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[1] En castellano, el morfema discurso coincide –además de con el significado del discurso en los términos que aquí lo queremos comprender- con una situación específica de enunciación, el “discurso” (speech); y muchas veces, reducido su análisis a estas situaciones. En este caso, los discursos o corpus coinciden con ese tipo de situación, aunque la situación de enunciación de estos cuatro discursos se presenta de manera particular en estos cuatro casos y en consecuencia no se trata de situaciones de “speech” convencionales.

[2] Entendiendo la cuestión del lenguaje y el discurso a partir de los juegos, y haciendo referencia a Wittgestein, se podría decir –de esta metáfora del juego de cartas- que cada “género” o “palo” y cada número de la carta, permite distintos juegos. En términos del discurso, cada una de estas unidades desencadena distintos juegos de lenguaje, donde los números y los palos de las cartas adquirirán significado dentro de un juego regulado convencionalmente por una serie de reglas que establecerá la manera en que se podrán constituir discursos, en formas de juegos particulares en arreglo a las mencionadas normas.

[3] La distinción de Benveniste

[4] Notas de clase 28-05-2003. Seminario: Introducción a los métodos de análisis del discurso. Maestría de Análisis del Discurso, FFyL, UBA.

[5] En los términos propuestos por Rastier: “Nous avons procédé dans une perspective de production ou d’interprétation, qui en reste à la sémantique : les objets décrits sont tous constitués d’unités et de relations sémantiques organisant des fonds et des formes.” (...)”On peut classer les textes selon les critères les plus divers, nombre et nature des iso­topies génériques, représentation de l’énonciation, etc.” Incluso sobre esta misma cuestión (...) “Les genres mêmes doivent être étudiés au sein des discours et des pratiques sociales où ils prennent place. On peut trouver un intérêt théorique à comparer la structure dialectique de notices de montage et de recettes de cuisine, mais on ne peut négliger qu’elles ne relèvent pas du même discours, et ne sont pas interpré­tées ni appliquées de la même façon (les bons cuisiniers suivent leur inspiration). En outre, les discours mettent en jeu plusieurs genres, et il faut restituer la systé­matique de ces genres pour comprendre les spécificités de chacun. Comment par exemple, dans le discours juridique, étudier les réquisitoires sans les distinguer des plaidoiries ?” Rastier (1994)

[6] De manera general, los tipos de situación lingüística difieren entre sí por tres conceptos: Primero, por lo que realmente ocurre; segundo, por quienes participan, y, tercero, por las funciones que desempeña el lenguaje” Halliday(1974 p:)

[7] Solo he obtenido referencias a través de la obra de Mainguenau (1980) en referencia al AAD, Análisis Automático del Discurso.

[8] Sintéticamente se podría decir que las opiniones vertidas en aquel fantástico volumen que es la compilación titulada “Deconstrucción y Pragmatismo”, (Ch. Mouffe (Comp.) (1998)) una conversación entre, J. Derrida, R. Rorty, E. Laclau, Ch. Mouffe, S. Critchley

[9] Más adelante, en el análisis se ve un pasaje donde Rodriguez Saa cita la consttución.

[10] el artículo 93 de la Constitución –reformado en 1994- establece que: “Al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de “desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (...) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina”” El texto original de 1853 –artículo 80- decía: “Al tomar posesión de su cargo, el presidente (...) prestarán juramento en manos del presidente del Senado (...), estando reunido el Congreso, en los términos (...) juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (...) de la Nación, y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina. Si así no lo hiciera, Dios y la Nación me lo demanden

[11] A partir de esquema de la comunicación de R. Jackobson.

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