por Ricardo Esteves
Don’t act, think!
F.W. Murnau*
Aunque el film de F.W. Murnau, Sunshine: A song of two humans, realizado en 1927, está basado en la novela de Hermann Suderman, Viaje a Tilsit, es decir que originalmente procede del papel o de la literatura, no es este aspecto especĂfico del papel que nos interesa en este trabajo. Por el contrario, más que interesarnos en este salto de un medio al otro, de la novela, de la literatura, o en definitiva el papel, al celuloide; que se da en este caso; lo que nos interesa es otro salto, traspaso o conversiĂłn. En este trabajo nos interesa el impacto de este film en la literatura, especĂficamente sobre cine. De alguna manera buscamos desplazar el eje del mismo film al producto de su crĂtica. En otras palabras, más que la pelĂcula en sĂ lo que nos interesa es ver la marca que el mismo dejĂł en la literatura especializada. Este desplazamiento de objeto, el de poner en el centro del análisis la crĂtica en vez del film, en cierta forma es aparente. En ningĂşn caso podemos dejar de lado la obra cinematográfica; aunque el aspecto que nos gustarĂa destacar de la misma es lo que se escribiĂł sobre ella.
La motivaciĂłn de este trabajo y esta modalidad se encuentra en la sorpresa de que un film, que considerado fuera de su contexto de producciĂłn y de su importancia dentro de esta situaciĂłn histĂłrica, esta pelĂcula, vista hoy en dĂa, por el mismo pĂşblico que acude actualmente a las salas, no presentarĂa grandes atractivos. Incluso, en su misma Ă©poca y a pesar de los dos Oscars con los que la reconocieron, Sunshine no resultĂł un Ă©xito de taquilla.
Este punto es central en este trabajo. Como esta pelĂcula, que podrĂa ser devorada con toda facilidad por el olvido, permanece viva no solo en el celuloide, sino tambiĂ©n en papel en el que de alguna manera se trazan las lĂneas de la historia del cine.
Es entonces que hablamos más de una historia del cine escrito que de una historia del cine en imágenes. En todo caso, esto lo hace más coherente o compatible con este trabajo, que pertenece al rango de las palabras y del lenguaje escrito que el lenguaje de las imágenes.
Esto pone en evidencia el interés por la cuestión del medio, de los distintos soportes y dispositivos, asà como las conversiones o transformaciones que debemos ejecutar para expresar distintos lenguajes. De hecho este tema, el de la intermedialidad está presente en el mismo film, que combina las imágenes y la escritura y que por demás está insinuado en la cita con la que se da inicio a este trabajo.
Es necesario, despuĂ©s de estas palabras, definir las fuentes de papel, de las que se extraerán las referencias sobre esta pelĂcula. Básicamente son cuatro las obras seleccionadas para la extracciĂłn de estas referencias. Tres de las cuales son libros sobre cine en general y el cuarto está dedicado por entero a este film. Las referencias utilizadas son el 1998 Movie & Video Guide de Leonard Maltin, el SĂ, No del Cine, de Juan JosĂ© Barreneche,
Empezando en este mismo orden, la breve y sintĂ©tica crĂtica del libro de Maltin, que no es más que lo que su tĂtulo confiesa, una guĂa, un simple libro de referencia, casi un diccionario o un burdo inventario de films; que puede resultar muy Ăştil para apoyar a la memoria cuando es necesario recordar algĂşn detalle de un film. La guĂa de Maltin dice:
Sunrise (1927) 110m **** D: F.W. Murnau. George O’Brien, Janet Gaynor, Bodil Rosing, Margaret Livingston, J. Farrell MacDonald. Exquisit silent film is just as powerfull today as when it was made, telling simple story of farmer who plans to murder his wife, led on by another woman. Triunph of direction, camerawork, art direction, and performances, all hauntingly beautiful. Screenplay by Carl Mayer, from Sudeman’s story. Cinematographers Karl Struss and Charles Rosher won Oscars, as did the film for “artistic quality of production.” Gaynor also won Best Actress Oscar (shared for her performances in SEVENTH HEAVEN and STREET ANGEL). Remade in Germany as THE JOURNEY TO TILSIT. Full title onscreen is SUNRISE –A SONG OF TWO HUMANS. (Maltin (1998) p:1304)
No es mucho lo que podemos extraer de esta breve referencia. En primer lugar permite cuestionar el supuesto que expresamos al comienzo, el que sostiene la sorpresa de la trascendencia de la pelĂcula. Por el contrario Maltin sostiene que el film mantiene su misma fuerza hoy en dĂa. CuestionarĂa este punto, pero no discutirĂa en absoluto lo referente a la direcciĂłn, el trabajo de cámara y la direcciĂłn de arte. PodrĂamos hacer un comentario de esto por un lado, y de la historia y la actuaciĂłn por el otro.
Respecto al aspecto cinematográfico que menciona Maltin, no podemos negar que Sunshine es una bella pelĂcula. Sin embargo y a pesar de esta belleza, el impacto que esta puede tener sobre el espectador contemporáneo se sostiene en la inocencia. Ya en el siglo XXI, cuando apenas han paso cien años desde la invenciĂłn del cinematĂłgrafo, donde hemos visto desde los dinosaurios volver a la vida, desde historias de una galaxia lejana o la lucha dentro de un sistema de computadora para liberar a la humanidad; ver Sunshine despierta un sentimiento de inocencia. AquĂ –como hemos mencionado anteriormente– se descuenta la historia y la actuaciĂłn. Nos referimos más especĂficamente al aspecto visual de la pelĂcula. DeberĂa reconocer de todas formas que algunas de las tĂ©cnicas utilizadas por Murnau en Sunshine son todavĂa aplicadas en algunas super producciones de Hollywood. En este sentido se podrĂa decir que seguimos siendo tan ingenuos como entonces, al creer que esas imágenes que vemos desenvolverse en la pantalla tienen existencia en tanto acontecimientos de otro (o este mismo) mundo. Esa idea de que el cine es una ventana a travĂ©s de la que podemos echar una mirada a otro mundo idĂ©ntico al que vivimos, en tanto espacio donde entes se manifiestan sujetos a la mismas normas, reglas y contingencias de nuestra vida.
En limpio, de todo esto podemos rescatar que aunque la ilusiĂłn de una realidad representada en una pantalla plana es atenuada –frente a una audiencia contemporánea– por el soporte tĂ©cnico que determina la forma en que el relato se construye. En este sentido queda claro que la forma de representaciĂłn de la realidad que presenta este film se acerca más a la de la pintura que al de esta nociĂłn de realidad duplicada del cine contemporáneo. Incluso, en esta vulgar generalizaciĂłn de cine contemporáneo podemos encontrar muchas producciones que intentan reproducir otra realidad, como la realidad de la pintura, el comic o cualquier otro medio, como el mismo caso de Sunshine respecto de la literatura.
Respecto de la historia y la actuaciĂłn, como sostiene el subtĂtulo de la obra, es la canciĂłn de dos humanos, es decir algo con lo cuál, en tanto humanos, deberĂamos estar familiarizados. Si habláramos especĂficamente de la historia, podrĂamos tomar distancia del film y rescatar el aspecto más literario y narrativo. Este, muy sintĂ©ticamente presenta la tentaciĂłn del hombre satisfecho. Esta ambiciĂłn sustentada en la ilusiĂłn de un futuro más prometedor. En otras palabras, la historia de un hombre feliz que no sabe reconocer su propia felicidad, la de la entrega y la aceptaciĂłn de su realidad –sutil diferencia con el conformismo–, que es seducido por la fantasĂa de un vida más feliz y prometedora.
Este asunto, aún no resuelto, podremos desarrollarlo con más detalle a lo largo de este trabajo.
Para decir algo sobre la actuaciĂłn remitirĂa una vez más a la cita del comienzo. Esta evidencia el peso del aparato o soporte tĂ©cnico. Dado que la pelĂcula es muda, la veracidad de la historia no puede ser cargada en las palabras, en tanto estas no son la imagen acĂşstica de la palabra hablada[1], o ilocuciĂłn verbal y sonora, como en la imagen visual. DeberĂamos considerar las palabras de Bela Balász que nos dicen que: “La invenciĂłn de la imprenta, con el tiempo, tornĂł ilegible en rostro de los hombres (...) el espĂritu visible se convirtiĂł en un espĂritu legible y la cultura visual en una inteligible. Es sabido universalmente que esta transformaciĂłn cambiĂł mucho el rostro de la vida en general (...) Ahora, otra máquina está trabajando para darle a la cultura un nuevo rumbo hacia lo visual y al hombre un nuevo rostro. Se llama cinematĂłgrafo.”[2]
En este sentido Murnau entiende al cuerpo como unidad de este nuevo sistema de escritura. En este sentido, el cuerpo, al igual que la letra o la palabra escrita, es muda en tanto entidad sonora, pero independientemente de esto, capaz de transportar significados. De alguna manera la mencionada cita de Murnau puede ser interpretada a la luz de estas reflexiones como un pedido o una exigencia que reconoce la indispensabilidad del significado, en tanto este sirve como medio de transporte del significado. En este sentido, el think, de la frase de Murnau, serĂa alegĂłrico de la instancia del significado. Esto hace evidente esta divisiĂłn tajante entre estas dos instancias del signo lingĂĽĂstico, –que aquĂ no serĂa especĂficamente lingĂĽĂstico, aunque mantendrĂa su caracterĂstica bifronte– en la que Murnau presta especial atenciĂłn al significado, que parecerĂa que el actor solo puede encarnar como significante en tanto consiga pensar.
Avanzando y pasando a la segunda referencia a Murnau, la de Juan JosĂ© Barreneche, encontramos en el capĂtulo, “Escuela expresionista y otras tendencias del cine germano” lo siguiente:
“Estos seguidores del expresionismo son F.W. Murnau, Fritz Lang y Lupu Pick, asĂ como el guionista Carl Mayer. (...) Friedrich Wilhelm Murnau naciĂł en la regiĂłn de Westfalia en 1889 y muriĂł en Estados Unidos, en accidente auntomovilĂstico, en 1937. Estudiante de FilosofĂa y, más tarde, discĂpulo de Reinhardt, comenzĂł a dirigir en 1919. En su primera etapa en Alemania realizĂł La cabeza de Jano, que es una adaptaciĂłn de El doctor Jekyll, de Stevenson, y Nosferatu, sobre la novela Drácula del inglĂ©s Brahm Stocker. Nosferatu tiene un clima de terror perfectamente conseguido, creando el actor Macx Schreck un vampiro estremecedor. Pero, más que el personaje central, fue la ambientaciĂłn –el castillo en los Cárparos, el barco, el ataĂşd, las ratas y la fantasmagĂłrica calle de una ciudad del norte de Alemania– El factor principal del Ă©xito de la pelĂcula, obra muy importante del cine germano. DespuĂ©s realizĂł las finanzas del Gran Duque y La expulsiĂłn, obras de menos calidad, y en 1924, una obra mayor, que le califica ya como uno de los mejores directores del mundo: El Ăşltimo hombre, con guiĂłn de Carl Meyer, quien originalmente lo habĂa ofrecido al realizador Lupu Pick. (...) La pelĂcula narra una gran tragedia, el drama de un hombre para el que su uniforme– muy tĂpico de la mentalidad germana– es su orgullo, la etiqueta de su cargo, su propia dignidad. Los medios fĂlmicos utilizados para contar la historia fueron en verdad originales y perfectamente adecuados. Carl Freund, el genial fotĂłgrafo, realizĂł un perfecto trabajo al hacer de la cámara el principal observador de la trama. Es más, el film carecĂa de subtĂtulos, ni hacĂa falta. El lenguaje era claro y terminante (...) DespuĂ©s realizĂł Tartufo y Fausto, ambas con Jannings otra vez de protagonista, y poco más tarde barandonĂł Alemania con una fama bien cimentada, sobre todo por el Ăşltimo hombre. Pero no serĂa Ă©sta su Ăşnica obra maestra.” (Barreneche (1971) p:72–73)
Además del material biográfico que encontramos en este extracto, podemos considerar que los comentarios respecto a la actuaciĂłn y al de la figura humana, o en su defecto, tan solo su rostro, como unidad de un sistema lingĂĽĂstico equivalente al propuesto por Saussure, pero con esta nueva unidad en vez del signo lingĂĽĂstico, se sustentan en los comentarios sobre el Ăşltimo hombre, que como bien es sabido reemplaza todo tipo de lenguaje escrito por la expresiĂłn del cuerpo humano.
Juan JosĂ© Barreneche, en el mismo libro El cine mudo, en el capĂtulo en los Estados Unidos vuelve a hacer menciĂłn al director, esta vez haciendo menciĂłn explĂcita al film aquĂ tratado, Sunrise.
“ Fredrich W. Murnau dio al cine universal una obra maestra: Amanecer, en 1927es un dechado de tĂ©cnica (travelings, planificaciĂłn, panorámicas logradas) con un primor narrativo y una interpretaciĂłn de gran calidad (George O’Brien y Janet Gaynor). Expresionismo al servicio de unos personajes cuya hondura psicolĂłgica está perfectamente explicada y comprensible para todo pĂşblico, amanecer es la gran pelĂcula de un directorcuyas mejores armas eran su delicado lirismo cinematográfico y su sentido realista. (...) En 1931, y a la edad de cuarenta y dos años, vĂctima de un accidente de coche, muriĂł en plenitud de su saber cinematográfico el que fue un malogrado y genial director de cine, Friedrich Wilhem Murnau.” (Barreneche (1971) p:104–105)
Hasta este punto nos encontramos en una situaciĂłn, en alguna medida engorrosa o por lo menos ambigua. Esto no solo se manifiesta en las propias palabras sostenidas en este texto, sino que las fuentes mismas, el papel sobre el cuál se proyecta la historia del cine, al igual que la pantalla sobre la que se proyecta una historia cualquiera, presentan esta hermosa obra maestra del cine con remembranzas trágicas. Hasta aquĂ podrĂamos combinar en la misma ecuaciĂłn palabras como “powerfull today as when it was made”, “obra maestra del cine universal” y “malogrado y genial director”. Especialmente esta Ăşltima frase que opone a manera de oxĂmoron dos aspectos antagĂłnicos como la genialidad y la no consecuciĂłn de logros. En tĂ©rminos generales podemos encontrar esta paradoja en el centro mismo de este trabajo, que de la misma manera que con entusiasmo encuentra aspectos maravillosos en este film; se resiste a hablar de Ă©l y necesita de las palabras de otros para contar esta historia; al punto tal que el trabajo es más sobre estas palabras ajenas que sobre el film mismo. Incluso en las palabras ajenas, como es el caso de Barreneche, la referencia a Murnau es más extensa para los casos de Nosferatu y El Ăşltimo hombre, que para la gran obra maestra del cine universal. Incluso haciendo una nueva transferencia de eje, desplazando de nuestro foco de análisis a Sunrise y ubicando a su director en el centro, encontramos más brillo o reconocimiento en otras obras, como pueden ser las ya mencionadas, o incluso podrĂamos hasta agregar a TabĂş.
Continuando con la misma dinámica, la referencia que a continuación revisaremos es
Las menciones a Murnau se extienden desde el capĂtulo VIII, las revelaciones alemanas, donde a partir de Caligari, se extiende la referencia del expresionismo alemán, con la infaltable menciĂłn a Murnau, Lang y Leni. Incluso en el apartado en que se les presta atenciĂłn a estos realizadores, se destaca por sobre todos ellos el guionista Carl Mayer quien se convierte en el centro de atenciĂłn. La observaciĂłn más destacada, donde Murnau acapara monopĂłlicamente la atenciĂłn comienza con una referencia a Nosferatu, la cuál continĂşa con la tierra en llamas.
“Murnau tratĂł su asunto en grandes planos de caras. Pero como escribĂa Moussinac: “Es demasiado notorio un esfuerzo voluntario de composiciĂłn ... y predomina el intrĂ©s sobre la emociĂłn”. Esa inteligencia exuberante pero frĂa dominĂł la obra ulterior de Murnau, cuya comedia las finanzas del gran Duque y
Todo esto se alinea muy ordenadamente con la nociĂłn del cinematĂłgrafo que presenta BĂ©la Balász en su teorĂa, que pareciera encontrar adeptos en sus contemporáneos europeos.
Pero no es hasta capĂtulos más adelante, el XII, EdificaciĂłn de Hollywood que se hacen referencias a Sunrise.
“Hollywood vio, asĂ llegar a los realizadores Murnau, Leni, Alexandre Korda, Ludwig Berger, Dupont, a las vedettes Conrad Veidt, Lya de Putti, al productor Pommer y a toda la plĂ©yade de guinistas, operadores, escenĂłgrafos ... El cine norteamericano no siempre sacĂł beneficio de estos beneficios de esta emigraciĂłn en masa: Korda continuĂł su carrera comercial, Lupu–Pick y Dupont fracasaron por completo. Pero no Leni y Murnau. (...) Sunrise, de Murnau, fue, con The Wind, una de las raras obras maestras realizadas en Hollywood por un cineasta importado de Europa. El film era una adaptaciĂłn hecha por Carl Mayer de una novela de Suderman: Viaje a Tilsit. Los escenĂłgrafos y los operadores eran alemanes, y aunque los intĂ©rpretes Janet Gaynor y George O’Brien fuesen norteamericanos, casi no hay nada de Hollywood en este film. La frĂa energĂa de Murnau, su estetismo refinado, modelaron las luces, la escenografĂas, la actuaciĂłn de los actores, en una constante voluntad de composiciĂłn que no deja de recordar las fotografĂas de arte 1900. La maestrĂa de los movimientos del aparato gira sin esfuerzo para espiar al hĂ©roe que evoluciona en la bruma y los pantanos. Más lejos, el paso del campo a la ciudad en tranvĂa es una obra maestra de la tĂ©cnica. El asunto era la tentativa de asesinato de una mujer por su marido, seguida de la reconciliaciĂłn de los esposos. ContenĂa el punto de perversidad indispensable a Murnau. Tanto arte, y con frecuencia tanta pasiĂłn, no impide que esta lujosa Ăłpera de imágenes carezca muchas veces de calor humano.” (G. Sadoul (1972) p:202–203)
La Ăşltima referencia al realizador se da en el marco del traspaso del cine mudo al cine sonoro, donde se menciona lo siguiente:
“Mientras que el pĂşblico norteamericano se precipitaba para escuchar los films cantados y maravillarse ante la coincidencia de las palabras y los movimientos de los labios de los cantantes de los cantantesla nueva tĂ©cnica era condenada por las glorias del arte mudo: Chaplin, King Vidor, RenĂ© Clair, Murnau, Pudovkin, Eizenstein.” (G. Sadoul (1972) p:210)
Esta progresiĂłn, desde la crĂtica sintĂ©tica, la referencia rápida de Maltin, al manual instructivo de Barreneche, a la más ambiciosa obra de Sadoul, nos permiten descubrir distintos rasgos, en muchos aspectos hasta contextuales del film sunrise. Hasta este punto, aunque siempre nuestra consigna ha sido sincera respecto a su objeto, hemos descubierto considerables variantes que en sĂ constituyen el argumento central de este trabajo.
Estamos en condiciones –incluso antes de sumergirnos en el texto de fischer– de realizar apreciaciones respecto a algunas conclusiones que ya se dejan dislumbrar en lo expresado y en base a la evidencia presentada.
En cierta medida la importancia de Sunshine no reside en la influencia que pudo provocar en el cine norteamericano –o dado que es considerada una obra de alcance universal– o del cine mundial; sino más bien el interĂ©s o la importancia de este film reside en su singularidad en tanto su incapacidad de articularse en una serie de repeticiones. En otras palabras, Sunshine, a pesar de su originalidad, de su belleza estĂ©tica, de la profundidad de su historia y la expresividad de la actuaciĂłn; no logrĂł constituirse en un modelo a seguir por la industria cinematográfica, no solo de Hollywood, sino de ningĂşn otro lado. Esa huella contundente que representa Sunshine no se encuentra en medio de un sendero de huellas que conduzcan a algĂşn lugar en particular. Por el contrario, lo asombroso de este film que logra cautivar a quienes por profesiĂłn dedican su vida al cine –pues nadie más que ellos prestan atenciĂłn a este film– es que su huella se encuentra aislada, como si perteneciera a la marca dejada por una criatura que desapareciĂł repentinamente sin dejar un rastro que permitiera saber más sobre ella. En esta lĂnea alegĂłrica, podrĂamos cometer la audaz imprudencia de sostener que Sunshine es el eslabĂłn perdido del cine.
Sin ánimos de alargar esta cuestiĂłn más de lo necesario y para resolver lo aquĂ dicho por medio de una conclusiĂłn, deberĂamos pasar a la Ăşltima referencia, la obra dedicada exclusivamente a este film, titulada homĂłlogamente y escrita por Lucy Fischer.
AquĂ abandonamos la modalidad del discurso directo para pasar al discurso indirecto libre, lo que hasta podrĂa adquirir carácter de reseña, pero lo que nos permitirá en un razonable extensiĂłn de espacio y tiempo resolver la cuestiĂłn aquĂ planteada.
El breve, aunque profundamente elaborado libro de Lucy Fischer analiza el film de Murnau a partir de doce oposiciones que se justifican con el argumento de que la modernidad se presenta como un fenĂłmeno sin barreras gobernado por las contradicciones. De allĂ estos doce pares de opuestos –Europa/AmĂ©rica, Film/Literatura, Silencio/Sonido, Ciudad/Campo, La virgen/La puta, Objetivo/Subjetivo, PoesĂa/Narrativa, Estática/Movimiento, Pintura/Cine, Clásico/Modenista, Vigilante/Vigilado, Perdido/Encontrado– dan al desarrollo de la autora una sistematicidad muy singular que le permite elaborar los aspectos más significativos de este film. Cabe mencionar que incluso independientemente del mĂ©todo desde el cuál la autora enfoca este análisis, las referencias bibliográficas –que no presentan ninguna coincidencia con las presentadas aquĂ– son, además de ricas, vastas.
Sin la intenciĂłn de realizar una meticulosa reseña sobre este trabajo, nos gustarĂa rescatar algunos aspectos importantes que subraya la autora. El primero de ellos, dentro del primer par de opuestos, Europa/AmĂ©rica, es la observaciĂłn de que el escenario en el que se desarrolla la acciĂłn no se circunscribe necesariamente a ninguno de estos dos continentes. En este sentido, la apuesta es crear un espacio que al mismo tiempo pueda ser determinado –en tĂ©rminos geográficos concretos–, pero dejando margen para ubicarlo en algĂşn lugar posible o imaginario. Esto –segĂşn la crĂtica que transcribe la autora de la revista Variety– pudo tener un efecto en la forma en la que el pĂşblico recibiĂł este film, que segĂşn la mencionada publicaciĂłn, se considera “una realizaciĂłn de la escuela alemana en los Estados Unidos”. Claramente, a pesar de ser una producciĂłn estadounidense, está no fue apreciada de esta manera por el pĂşblico, que más bien vio en Sunrise una pelĂcula extranjera. El segundo par de opuestos rescata algunas diferencias fundamentales que son desplazadas en el film en relaciĂłn a su versiĂłn literaria. Claramente existe una diferencia, una barrera que distingue a los personajes en tĂ©rminos de procedencia, pero esta está más ligada a la procedencia Ă©tnica más que a una de clase, o lo que sea que sugiere la ciudad. En la historia de Sudermann priman más los elementos de la tradiciĂłn y la religiĂłn relacionados a la nociĂłn de pecado y perdĂłn. Lo referente al sonido/silencio, la conclusiĂłn de ese punto contiene en buena medida más significado que el referente a este punto particular. Pareciera que la alegorĂa del campo y la ciudad que presenta este film funciona bien como metáfora del desplazamiento del cine mudo por el sonoro. Esto nos permitirĂa pensar Sunrise como alegorĂa nostálgica de su propia tragedia.
La distinciĂłn campo/ciudad, pareciera estar presente en este film más como configuraciĂłn temporal que espacial. El campo como imagen del pasado opuesta a la ciudad como una máquina que irrumpe el pacifico fluir de la vida campestre. Incluso el film presenta el antagonismo, o acaso la amenaza que se representan mutuamente estos espacio cuando nos permite observar la superposiciĂłn de los lĂmites de estos dos dominios.
La contraposiciĂłn tal vez más interesante puede que sea la de la virgen/puta, o como es presentada en idioma original, madonna/whore. AquĂ no solo se oponen dos estereotipos de mujer, sino que se presentan a estos caracteres femeninos como nĂşcleos de complejos que trascienden lo meramente femenino. En este texto se alude a la figura de la mujer de la ciudad encarna más que su persona, pudiendo ser asociada a la ilusiĂłn de esta nueva forma de producciĂłn resultantes de la revoluciĂłn industrial –y a las nuevas tecnologĂas, como la del cine– y esta propensiĂłn que puede llegar a tener, de destruir al hombre al alejarlo de su capacidad de autocontrol. Esto, claramente opuesto a la otra mujer, que encarna una figura tradicional, arraigada a la constituciĂłn del hogar como ese espacio de seguridad que permite el establecimiento de la familia como nĂşcleo de una organizaciĂłn social tradicional. En este sentido aparece la ya clásica divisiĂłn entre lo pĂşblico y lo privado y los espacios y su correspondencia con cada uno de los gĂ©neros; de manera que el lugar de la mujer es la casa familiar, el oikos, mientras que la polis, la esfera pĂşblica es presentado como el espacio del hombre. En otras palabras, encontramos a la mujer, del campo, tradicional, como esposa y madre, replegada a la esfera de la labor.
Lo que agrega un elemento de tensiĂłn entre estos dos modelos es la inconstancia del hombre en establecer su objeto de deseo que se desplaza inconstantemente entre estas dos mujeres. Estos polos, el de la carnalidad y la sensualidad por un lado, y la del amor y el compromiso incondicional, generan en el personaje masculino una gran tensiĂłn que permite crear un dilema central para el film. A manera de conclusiĂłn sobre este interesantĂsimo tema, se puede reducir a que se oponen los paradigmas de la mujer, la del siglo XIX, que ya es obsoleto en los umbrales del siglo XX y que está destinado a ser superado por uno nuevo que encontrará su amanecer en este film.
IntentarĂ© restringir mis comentarios en torno al par objetivo/subjetivo, por la pretensiĂłn malograda –segĂşn mi humilde opiniĂłn– de combinar algunos elementos del psicoanálisis de manera un poco pretensiosa y sin lograr un resultado –nuevamente, segĂşn la opiniĂłn de este autor– consistentes.
Aunque muy breve, la referencia a la poesĂa y la narrativa, presenta una cuestiĂłn sumamente relevante para este film y que se evidencia una importante ligazĂłn entre estos. AquĂ se omite o se presenta de otra manera el valor metafĂłrico de muchos elementos visuales, que a nuestro juicio hacen a la poesĂa de las imágenes, que logran articularse en un relato, que cumple con los requisitos de este formato. La poesĂa está presente dentro del relato, hasta convertirse en parte de Ă©l.
En lo concerniente al juego entre la pintura y el film, el trabajo de Fischer se concentra en encontrar puntos de contacto entre los movimientos artĂsticos de estos dos campos desde la contemporaneidad y coincidencia de ciertas escuelas o influencias que pudieron confluir en la ciudad de la que Plumpe –nombre real del director– adoptĂł su nombre. Aunque interesante, la referencia a la influencia de la pintura en la obra de Murnau es más bien biográfica más que semiĂłtica. Más ricos me parecen los comentarios que podemos encontrar en Merleau–Ponty respecto a este tema: “(...)la pintura y el lenguaje no son comparables más que cuando se los ha separado de lo que representan para reunirlos bajo la categorĂa de la expresiĂłn creadora. Es entonces que se reconocen el uno al otro como dos aspectos de la misma tentativa” [3]. Incluso otro elemento a destacar dentro de esta misma lĂnea y que ya hemos mencionado anteriormente, es el de la intermedialidad, la combinaciĂłn de elementos de distintos medios, que encontramos fundidos en esta compleja obra.
Quedan algunas cuestiones más para tratar respecto a la obra de Fischer sobre Sunshine. No tiene sentido postergar lo impostergable, el comentario final, la conclusión respecto a este recorrido por los textos, que intentan rescatar y conservar la huella que este film en la historia del cine.
ConclusiĂłn
La propuesta de este trabajo era ver un film a travĂ©s de los libros. La primera objeciĂłn, muy valida por cierto, puede ser la aleatoriedad absoluta respecto de las referencias elegidas. La obra de Fischer pone en evidencia la existencia de una variedad más amplia y rigurosa de fuentes, que podrĂan haber hecho de este trabajo una sĂłlida, o al menos objetiva crĂtica del impacto de Sunshine en la historia del cine, sino de la literatura relacionada a este fenĂłmeno. A pesar de la elecciĂłn de los procedimientos, de sus fallas y aciertos, creemos haber diagramado mĂnimamente algunos aspectos importantes de este film.
Paralelamente este trabajo presenta una arriesgada crĂtica personal, que en buena medida se contradice con mucho de lo expresado por los autores seleccionados y que hasta por momentos refutado por estas mismas palabras. Esta arriesgada postura, que tambiĂ©n reconocen y brindan tributo a este film, sigue firme en este final, y a pesar de todo lo maravilloso que podamos decir a favor de Sunrise.
Marx en su 18 Brumario dice: “La revoluciĂłn del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido". Esto combinado con el contenido nostálgico de este film, esa sensaciĂłn de pĂ©rdida parece, al mismo tiempo reconocer esta situaciĂłn, aunque se resiste sintomáticamente, arraigándose a muchos elementos de la estĂ©tica y tĂ©cnica –en especial el sonido– de ese mundo destinado a perecer.
A pesar de esto, esta obra, que –segĂşn la opiniĂłn del autor– debe ser enterrada, posibilitĂł el amanecer de un nuevo cine.
* Leslie Hallwell “The Filmgoer’s Book of Quotes”, Arlington House, N.Y, 1973. p:134.
[1] Está claro que la noción de imagen acústica según Saussure hace referencia al grafema o lo que podemos considerar palabra escrita. Sin embargo es más que evidente que existe un abismo tan grande entre significante y significado como entre palabra oral y escrita.
[2] BĂ©la Balász “Der sichtbare Mensch” [El hombre visible] (1924) En: B.B.
[3] Aunque la comparaciĂłn es más bien entre la pintura y la escritura. Sin embargo estos comentarios pueden resultar muy sugerentes para realizar un análisis de esta cuestiĂłn. M. Merleau-Ponty “El lenguaje indirecto y las voces del silencio” en “Elogio de la filosofĂa”, Nueva VisiĂłn, Bs. As. 1970.
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