La pandemia como guerra

 La pandemia como guerra

Una colega, que respeto mucho, y además es más competente que yo, cuestionó los relatos de la pandemia que se referían a ella como una guerra. Es cierto que los discursos bélicos a los que se refería planteaban enfrentamientos que no contribuían a la situación de emergencia que transitábamos. También es cierto que la retórica de la guerra era una característica del discurso fascista de Mussolini. Este hablaba de la guerra de la producción, la guerra contra la pobreza, y así se refería a todas las cuestiones y problemas de Italia, como algo que se debía atacar y destruir como en la guerra.

Sin embargo las pandemias y las guerras tienen una cosa en común: son las principales causas de disminución de la población. Puede que no haya guerra sin embargo la gente muere. -"La gente siempre muere" me expresaba una persona intentando naturalizar la situación cuestionando las medidas de aislamiento obligatorio. Pero si las estadísticas no brindan evidencia suficiente, la pérdida de personas prominentes, famosas, o celebridades, hicieron notable este fenómeno de aumento de la mortalidad.

La guerra es una cuestión compleja. Existen distintos tipos de guerra. Guerras convencionales, guerras coloniales, guerras frías, etc. Incluso han evolucionado a nuevas formas como la guerra cibernética, la guerra de la información, entre otras.

No podemos reducir la guerra a un solo aspecto específico como el enfrentamiento militar. Incluso, en la guerra moderna, esto se encuentra supeditado a cuestiones como la producción industrial, la movilización y organización de la sociedad.

Durante la primera guerra mundial se acuñó el concepto "homefront". Este término se refiere al "frente doméstico". La expresión es muy elocuente. El frente ya no se encuentra solamente en el campo de batalla sino que se ha trasladado al ámbito civil. Gran Bretaña entendió este concepto antes de que existiera esta palabra y por ello prestó menos importancia al ejercito que a la marina. No se necesita un gran ejército para ganar una guerra. El bloqueo naval es una forma eficaz de someter a una nación interrumpiendo el comercio y suministro de bienes esenciales para la vida de la población.

La guerra tiene un efecto sobre el "frente doméstico" en la forma que se organiza la sociedad civil. Este estado de excepción permite acuerdos entre distintos sectores y hace posible transformaciones sociales. Un ejemplo de esto son las concesiones que se hicieron en Inglaterra durante la primera guerra mundial a las demandas salariales de la clase obrera para evitar la huelga y mantener la producción de material bélico. Incluso muchos empresarios capitalistas debieron resignar sus ganancias: hasta las sociedades liberales restringen libertades en situaciones de emergencia.
Otro ejemplo, de la segunda guerra mundial, es la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral industrial en los Estados Unidos.

La guerra, más allá del campo de batalla, implica una organización marcial de la sociedad, donde incluso las democracias se ven obligadas a imponer el toque de queda y hasta la censura a la prensa. Durante la segunda guerra mundial en las ciudades costeras de los Estados Unidos se impuso apagones nocturnos para evitar ataques muy poco probables. En 1943, cuando un escuadrón derribó el avión en el que viajaba el almirante Yamamoto, un periódico reveló que había sido posible gracias al descifrado de los códigos del enemigo. Los espías japoneses no tenían acceso al Cleveland Herald y ese dato se mantuvo en secreto hasta el final de la guerra.

Es cierto que una pandemia no es una guerra. No hay enemigo a quien enfrentarse. Sin embargo los dos casos plantean una situación de estado de excepción que requiere restringir los derechos y garantías individuales para preservar la nación en su conjunto. Esto pone a la población por sobre el individúo.

Esta pandemia presentó algunos aspectos del "frente doméstico" de una guerra como las restricciones, los sacrificios y la resignación. Pero el que me pareció más significativo fué el de la cuenta de las muertes. Durante la pandemia -por lo menos durante un tiempo- estuvimos obsesionados con el número de muertos. Todos los días contábamos las muertes diarias y acumuladas. Incluso, cuando se llegó a las 100.000 muertes en la Argentina, los periódicos lo anunciaron como una tragedia, una derrota, o como si se estuviera perdiendo una guerra.

En un desafortunado episodio se comparó las muertes de la pandemia con las de los desaparecidos durante la última dictadura militar. No es el objetivo aquí discutir si lo que sucedió durante la última dictadura militar fué una guerra.

Pero no era necesario caer tan bajo para hacer una analogía. Personalmente se me hizo inevitable hacer comparaciones con las muertes por la pandemia y la guerra.

De hecho la Argentina estuvo en guerra: contra Gran Bretaña. Tengo algunos recuerdos del "frente doméstico" de Malvinas. Tal vez, uno de los hechos más traumáticos de la misma fuera el hundimiento del ARA General Belgrano. Ese fué el acontecimiento de la guerra en el que se perdieron más vidas: 323.

Durante los picos de la segunda ola de Covid 19 las muertes diarias alcanzaron y superaron ese número. Era como si todos los días hundieran al Belgrano. Incluso hubo días donde equivalían a dos hundimientos del Belgrano.

Si en su momento las muertes de Malvinas llegaron a conmovernos me cuesta entender como las muertes por covid no pueden llegar a afectarnos. En muchos casos estas muertes provocaron mucho enojo con el gobierno, que parecía el enemigo que causaba estas bajas.

La guerra tiene un efecto aglutinador. Genera patriotismo y unidad. Aporta una amenaza externa que borra las diferencias entre facciones. Especialmente en el bando ganador. Pero también genera división y enfrentamientos internos frente a la derrota.

Dos casos notables de esto son los de la comuna de Paris que se estableció tras la derrota de la guerra franco-prusiana de 1870, y el de la revolución bolchevique en 1917. Resulta interesante pensar estos acontecimientos políticos a la luz de las consecuencias de la guerra. La guerra de Malvinas también es un buen ejemplo de como la derrota militar provoca un cambio de régimen.

Por otro lado a veces las victorias generan alianzas inesperadas. En la década del 30 los altos mandos militares de los Estados Unidos consideraban inevitable una guerra contra Inglaterra. Sin embargo las "relaciones especiales" entre estas dos naciones han forjado una gran alianza.

Es más fácil observar las transformaciones políticas y sociales producidos por las guerras, ya que son más frecuentes que las pandemias. En este caso se habla de la "nueva normalidad" refiriéndose a los cambios en nuestras formas de vidas.

Pero antes de anticipar una conclusión sobre la relación entre guerra y pandemia tal vez sería necesario reconocer algunas diferencias claras entre las mismas. En primer lugar, las pandemias, a diferencias de las guerras, son inevitables. Esto es discutible para las enfermedades para las cuales ya existen vacunas. Incluso es discutible como la expansión de la actividad humana nos expone a un mayor riesgo de exposición a nuevos virus.

Es cierto que las pandemias no establecen un enfrentamiento bélico entre naciones. Por el contrario, durante la pandemia de covid se pudo observar un nivel de cooperación internacional. Esto nos lleva a otro tema, el de la geopolítica de las vacunas, que amerita otra discusión.

La pandemia no nos vuelve combatientes ni enfrenta a enemigos. Pero puede decirnos algo sobre la experiencia de las poblaciones civiles durante las guerras.

La pandemia no es la guerra. Pero en las dos la gente muere, la población sufre, y se producen importantes cambios sociales.

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